Con 20 años Paulo Cohelo se coló
en mi juventud para fascinarme con sus estudiadas frases que conseguían
convencerte de que “cuando deseas algo, el universo entero conspira para
realizarlo”. Aquellas esotéricas máximas calaban en mi inocencia como maná que
germinaba en un puñado de sueños e ilusiones. Después de El alquimista leí
todos los libros que hasta la fecha había publicado y el empacho fue tal que la creencia trascendente que había despertado en aquellas primeras páginas se transformó en un humo
violeta, dulce e inconsistente que sólo conseguía embriagar. Yo soñaba y el
universo no conspiraba en absoluto para mí.
Dejé de creer entonces en
entidades extrañas que te ayudan y protegen desde no se sabe muy bien donde,
único resquicio de fe que me quedaba, después de olvidarme también de Dios en
la adolescencia. En los últimos años he deseado y soñado más que nunca, casi
diría que más que cuando era niña pero con una dosis de entusiasmo muy por
debajo de lo requerido. Desear es saltar, entusiasmarse, cerrar los ojos con
fuerza y concentrarse en lo que uno quiere y sobre todo tener la certeza de que
es posible. ¿Quién es capaza de soñar con algo y a la vez estar convencido de
que lo conseguirá? Ufff… prácticamente nadie.
Desde que una amiga me habló de
confiar en la vida y otra de practicar el “seguro que sí”, he invertido la
energía de mi propio universo. Cuando descubres que uno tiene mucho que ver con
las cosas que vive, el poder que se experimenta es indescriptible, como también
el miedo. Imagina que te convenzo y te das cuenta de que “seguro que sí” puedes
alcanzar lo que anhelas. Entonces ocurrirá un interrogante mucho mayor… ¿qué
quiero realmente? Y con esta cuestión, se abriría un extenso capítulo nuevo.
Esta semana tengo una infinidad
de pruebas de que se han cumplido un buen número de deseos bien fórmulados. Las
dos personas que han estado a mi lado pueden dar testimonio. ¿Qué tal si nos sentamos a
pensar qué deseamos realmente? Seguro que tardamos un buen rato en desvelarlo.
Os animo a experimentar la magia
de vivir una vida que te va ofreciendo aquello que vas deseando. Cuándo, cómo y
dónde es el gran misterio, pero éste es un enigma posible de descifrar en el que de repente nos convertimos en protagonistas. ¿Seremos capaces de ser fácilmente felices? Seguro que sí.
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