![]() |
Pinterest: Gerardo Mora |
Sobre los hombros, el conjuro invisible de la mentira de la capa y el sombrero que desnudan la realidad. Una verdad contaminada y permitida sólo bajo el resplandor del impenetrable foco. La ligereza y la contracción, el miedo, los pies temblando. El poder de quiénes nos somos ni nos atrevemos a ser. Un pozo coloreado de sombras.
En el pecho, un agujero limpio y perfecto que se deja atravesar por la luz suicida de la desnudez. Que se comprime y se agranda al ritmo de una música infantil que sólo el actor escucha, y tararea y baila, siempre en soledad. Como un ensayo de su vida, que maquilla e interpreta hasta convertirla en un cotidiano credo creíble.
Dentro del personaje, una espiral cuadrada, incompleta y diseñada para enterrar los precipicios, olvidar las montañas, volcar los océanos en botellas, y ayudar a escapar. Giros centesimales partidos hacia uno mismo, el personaje, la libertad, la vida distorsionada de lo que nunca será.