domingo, 26 de mayo de 2013

Estar sola no es de valientes

Esta mañana una señora cerca de los 70 años se ha acercado a la mesa de la terraza donde tomaba el desayuno para decirme sonriente que estaba asombrada de que fuera tan valiente.

¿Por qué, señora? le he preguntado, y me ha contestado que por desayunar sola. La mujer, no había visto hasta ese momento a mi acompañante, y me aseguraba que admiraba a las personas que se sentaban solas en cualquier lugar, a pesar de ser ella alguien solitario.Enseguida ha continuado su paseo para a pocos metros de mí, detenerse de nuevo con otra señora para acariciar a su perrito.

Nadie quiere estar solo a pesar de que cada vez que miro a mi alrededor encuentro a más personas acompañadas que caminan con una mirada indefinida al horizonte en la que sólo se vislumbra nostalgia. Nostalgia seguramente no se sabe de qué. A veces resulta que lo que menos importa es el estado en el que uno está porque los humanos tenemos esa tendencia extraña a la insatisfacción que nos hace vivir con la sensación de que nunca nada es suficiente y lo que no tenemos es justo lo que más necesitamos. O eso nos da por creer.

El otro día le decía a mi hermana que cada vez entiendo menos el amor y que tal como siento y me muevo por el mundo, creo que nunca podré tener pareja, porque todo empieza y se acaba y porque son muy pocos los ejemplos que tengo de felicidad. Se lo contaba mientras le decía que el problema no era ese, sino yo misma, mi personalidad precisamente inconformista, mi necesidad de cosas nuevas, mi impaciencia y atracción por los cambios, mis ansias de inmediatez y libertad, mi estar en la vida de un modo en el que la rutina o la estabilidad en lugar de tranquilizarme, me pone un poco nerviosa. Ella intentaba dar luz a esta perspectiva oscura sobre las relaciones y me daba la esperanza, (por llamarlo de alguna manera) de que sólo se trataba de encontrar a la persona que fuera capaz de ofrecerme todo eso. Alguien activo, inquieto, aventurero, apasionado...

Tal vez esa sea la clave, o de asumir que estar sola no es de ser valientes, como relataba la simpática señora, sino de una elección más nada que ver con lo establecido. Estar en compañía no es garantía de nada, como tampoco lo es estar en soledad. En cualquier caso, está claro que no nos enseñaron a afrontar este tipo de cosas y que la felicidad posiblemente se encuentre dentro de nosotros, en algún hueco del corazón al que no le hacemos mucho caso. Ese momento de parase a escuchar lo que sentimos y es lo mejor para nosotros. El ruido de fuera nos hace sordos a nosotros mismos porque escuchar casi siempre, resulta demasiado duro.

A mí me gusta estar sola, tanto como estar en compañía pero no puedo asegurar cómo de las dos maneras me siento más feliz. La vida es un dilema, qué le vamos a hacer, así que yo me dedico a bailar mientras tanto.

7 comentarios:

Lala dijo...

Creo que en estos momento de mi vida siento algo parecido. Hay veces que no sé si lo que quiero es estar sola o estar acompañada. Aunque he sido muy feliz estando con alguien, ahora siento que quiero estar como estoy. Y hay días en que me siento algo sola, pero sigo sin querer tener una relación estable.

Yo no estoy eligiendo si estar sola o no, creo que simplemente me dejo llevar y lo que tenga que ser, será. Creo que puedo ser feliz de ambas formas...¿no?

Unknown dijo...

Sin duda alguna Lala, de las dos formas se puede ser feliz. Quizás la clave sea ser fieles a nosotros mismos y en la medida de lo posible vivir la vida que deseamos vivir o estar en el camino hacia ella. Ser felices estoy segura de que es menos complicado de lo que parece, pero nos encanta entretenernos complicándonos la vida :P

Yoquesé :P

Me alegro de verte por aquí, hace tiempo que no te veía bloggear :)

RaMGoN dijo...

Imposible al menos para mi no sentirme identificado con lo de estar a gusto solo en determinados momentos o acompañado en otros, disfrutando ta to de unos o de otros. Creo también que la sociedad y el modo de vida actual nos empuja cada vez más a esas sensaciones.

Unknown dijo...

Sí RaMGoN: todo está cambiando demasiado y a demsiada velocidad! menudo Tsunami!

Anónimo dijo...

Sí, princesa del realejo, quizá la cosa esté en aceptar que no hay un estado único, verdadero y puro, sino muchos estados que somos nosotros mismos en cada momento... Hace tanto daño perseguir un ideal...

Anónimo dijo...

Ah, y muchas gracias por el paseo de ayer

Unknown dijo...

Hada madrina, por fin te animaste a comentar, tanto tiempo como llevas leyéndome en silencio. Gracias gracias gracias. Beso beso beso.

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