domingo, 24 de noviembre de 2013

Ellas

Son ellas las que siempre abrazan, les guste más o menos el ritmo de mis días, el color de mis paisajes azules que prefieren bailar bajo el sol.

Es Carolina tomando mi mano en las avenidas para sacarme lejos del peligro mientras me cuenta la cantidad de canciones de Georgina que le recuerdan a las dos y que cuando las escucha quiere mandarme pero que no siempre lo hace para no ponerme más triste. Pero me dice los títulos asociados a partes de mi vida o personas para que cuando pueda las escuche a volumen muy fuerte mientras grito o lloro, pero saco a todos los demonios fuera.

Son ellas las que siempre escuchan y entienden las espirales de mi interior. O no las entienden, pero me quieren y se inventan planes para que los giros se vuelvan saltos de alegría o saltitos en los charcos.

Es Manuela cocinando en su cocina, amando casi más que yo, lo que yo amo, y odiando, casi más que yo, lo que yo odio; sin ningún tipo de esfuerzo, con un amor espontaneo que no necesita argumentos, ni motivos, ni reproches más que una música de fondo y un plato de pasta recién cocinado.

Es Blanca que pinta mi alma con calaveras de colores que transforman el miedo en risa, el frío en calor.
Es Enka y sus manos abiertas para tirar de mí hacia cualquier espectáculo más amable que los días grises y arrugados que invaden la casa por momentos como fantasmas de humo azul.

Son ellas: Maribel, Celia, Maripi, Maite, Inma, Eva... las que saben amar y lo hacen con palabras y gestos, con horas de tiempo y amor auténtico, el que se da sin esperar nada a cambio y sin ninguna premeditación.

Un domingo cualquiera, como el de hoy, la música suena de fondo y yo pienso en ellas casi con ganas de llorar. Porque con el paso de los años, son ellas las que continúan en el camino y me hacen recordar que en mi trayecto nunca voy sola. Aunque a veces se me olvide, en realidad no conozco la verdadera soledad.

Hoy hago caso a Carolina y pongo fuerte a Georgina. Por las dos y por lo que realmente merece la pena.



4 comentarios:

erato dijo...

Es un lujo mirar atrás y ver el camino recorrido y poder decir, yo estuve, te vi, sentí. El olvido no existe.Y en el presente a mi me gusta que nos vayamos haciendo y sigamos estando.En esos momentos, es cuando uno sabe y siente donde está lo auténtico, lo que sabe estar.Siempre nos quedará una candela y el crujir de los palos para acurrucarnos y seguir compartiendo silencios y palabras.Y muuucho más.

Anónimo dijo...

Princesa del Albaicín, tu recorrido no tiene parada, es un continuo fluir, vivimos a través de ti, porque pones conciencia en cada gesto, cada pregunta, siempre tus preguntas... esas preguntas incómodas que no se despegan y nos hacen volver a acercarnos. Gracias, gracias. En el camino estamos todas. Amigas.

Unknown dijo...

Erato en este camino del que eres testigo eres un granito de arena de quien soy ahora y creo que eso se nota. Lo noto yo y cuando me pasa sonrío enormemente porque si sigo pareciéndome a ti sólo podré seguir siendo cada vez mejor persona.
Un lujo.

Unknown dijo...

Princesa de Gojar, hace poco leí que la vida era como un río y por eso era tan importante vivir el presente y dejar correr las cosas. Las vives y se van y dejar retenerlas es tontería. Todo fluye fluye, nada permanece con su plenitud y su vacío cuando se va.
Qué suerte vivir la corriente con guías cerca como tú. Gracias gracias a ti.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...