El problema es llegar a creer por uno mismo que la utilidad de una persona no está relacionada con la cantidad de cosas que es capaz de hacer, tampoco con que la haga en el menor tiempo posible, ni mucho menos con el número de posesiones que tenga. Y que ninguno de esos conceptos tiene nada que ver con el valor de alguien. Es más, que el simple hecho de estar o de dar de miles de otras maneras que no tengan por que ir asociadas al capital hacen que un individuo aporte y enriquezca, y por tanto, valga mucho más. Lo he descubierto en mi largo periodo de paro o de trabajitos pequeñitos y de corta duración. La sensación de no sentirte útil es la que más predominaba y aplastaba mi cabeza y cuando he encontrado nuevas vías de creatividad, entrega y utilidad he visto parpadear una nueva luz en el camino.
Qué gran satisfacción sentir que sirves sin tener que ser productiva ni reproductiva.
Cuántos matices tan sencillos se nos escapan y nos bloquean por un lado y por otro. Qué fácil parece a veces todo y en que poquitas ocasiones alcanzamos la lucidez.
Nada, que hoy me ha dado por eso.
Voy descubriendo a Tachenko
No hay comentarios:
Publicar un comentario