Nacho Vegas pone triste, pero tiene una voz que no sé. Y las letras. Las letras pueden ser poesía. Pero si fuera poesía escrita en un libro con una portada violeta y algún título especial, nadie lo leería y Nacho Vegas sería un desconocido. Un poeta entre sus amigos que podría haber triunfado.
Porque la poesía no está de moda, pero el rock indie sí. Muy de moda. Y es así cómo los jóvenes hablamos de emociones, a través de canciones con guitarras de fondo y voz exprimida. Así sí es lícito y hasta interesante sentir lo que siempre se sintió: amor, desamor, miedo, orgullo, rabia. Se salva el romanticismo así, camuflado, edulcorado, escondido porque crea vergüenza.
Quiénes somos.
Qué nos ha pasado.
Nacho, por si queréis escucharlo.
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