Hoy es el Día del Cáncer Infantil y me he topado con infinidad de mensajes solidarios, vídeos de sensibilización, experiencias en primera persona, imágenes de niños pelones y guapos. Una marea de cariño hacia realidades ligadas a la angustia, el dolor, la incertidumbre y la muerte a las que llego desde la ternura que me produce la empatía pero también desde un organismo y corazón anestesiado. Supongo que la muerte de mi padre en mi adolescencia (aunque las causas no fueran oncológicas) creó en mi interior una especie de tejido protector ante experiencias similares. Mi anemia me recluye a la pasividad del agotamiento, mi ojos miopes vuelven invisible la realidad que se define borrosa y diluida; y mi sangre se estancan en las venas entorpeciendo mi circulación e inmovilizándome. Mi sitúo delante de las enfermedades como si me hablaran en otro idioma o escuchara psicofonías. Y desde el raciocinio, no comprendo.
Mi amigo Juan tiene cáncer, parientes cercanos de gente a la que quiero murieron recientemente por lo mismo y su sufrimiento llega hasta mí para colarse dentro y salir de forma inmediata. La enfermedad me agujereó en el pasado y ahora no sé relacionarme con ella. ¿Secuelas? ¿Miedo?
A pesar de esta especie de patología que parezco sufrir yo también, no quería pasar por alto un Día como éste, en el que miles de familias y niños pelean a diario contra la leucemia, buscan donantes de médula en las listas y esperanza en algún tipo de fe. No quería dejar de mirar esos rostros limpios y transparentes que con ojos abiertos como ventanas observan el mundo curiosos e impacientes por descubrir cada secreto que para ellos se esconde. Esas miradas puedo percibirlas, a pesar de la miopía y lo demás, sentir a través de ellas sus ganas y la energía intermitente de su expresión. La muerte no soy capaz de verla , pero la vida consigue rendirme a sus pies.
Fuente: http://www.pelonespeleones.com |
4 comentarios:
No puedo guiarte, Sandra. A pesar de haber sufrido esa enfermedad, de enfrentarme al quirófano varias veces, a la Radioterapia, de pensar en la muerte a diario durante mucho tiempo y de haber tenido la suerte de ser uno de los victoriosos en esa batalla, creo que ews muy difícil ser empático con los otros: Con los que hoy viven su enfermedad en la incertidumbre.
Y es que el cáncer mueve mucho más que un grupo de células, mueve toda una vida... y esa, cada uno tenemos la nuestra.
Miro con ternura esos mismos ojos de los que nos hablas, pero no consigo ver mi mirada en ellos. Sus ilusiones son diferentes, sus inquietudes, su valor y sus miedos... todo es diferente. Sólo espero que consigan lo que yo conseguí: vencer la batalla al Cáncer y vivir... porque, al final la guerra definitiva la ganará la muerte. Un beso Sandra.
gracias por tus letras, amigo. Un abrazo enorme :)
Maldita enfermedad. La odio con todas mis fuerzas. Creo que no hay nadie en el mundo que no le toque de cerca, si no es un amigo, es un familiar o la propia persona.
Un abrazo.
Hola luchadora, la verdad es que los que tenemos salud pasamos demasiado por alto lo privilegiados que somos y perdemos el tiempo en preocupaciones sin sentido. Gracias por tu comentario.
Un abrazo
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