Es Carolina tomando mi mano en las avenidas para sacarme lejos del peligro mientras me cuenta la cantidad de canciones de Georgina que le recuerdan a las dos y que cuando las escucha quiere mandarme pero que no siempre lo hace para no ponerme más triste. Pero me dice los títulos asociados a partes de mi vida o personas para que cuando pueda las escuche a volumen muy fuerte mientras grito o lloro, pero saco a todos los demonios fuera.
Son ellas las que siempre escuchan y entienden las espirales de mi interior. O no las entienden, pero me quieren y se inventan planes para que los giros se vuelvan saltos de alegría o saltitos en los charcos.
Es Manuela cocinando en su cocina, amando casi más que yo, lo que yo amo, y odiando, casi más que yo, lo que yo odio; sin ningún tipo de esfuerzo, con un amor espontaneo que no necesita argumentos, ni motivos, ni reproches más que una música de fondo y un plato de pasta recién cocinado.
Es Blanca que pinta mi alma con calaveras de colores que transforman el miedo en risa, el frío en calor.
Es Enka y sus manos abiertas para tirar de mí hacia cualquier espectáculo más amable que los días grises y arrugados que invaden la casa por momentos como fantasmas de humo azul.
Son ellas: Maribel, Celia, Maripi, Maite, Inma, Eva... las que saben amar y lo hacen con palabras y gestos, con horas de tiempo y amor auténtico, el que se da sin esperar nada a cambio y sin ninguna premeditación.
Un domingo cualquiera, como el de hoy, la música suena de fondo y yo pienso en ellas casi con ganas de llorar. Porque con el paso de los años, son ellas las que continúan en el camino y me hacen recordar que en mi trayecto nunca voy sola. Aunque a veces se me olvide, en realidad no conozco la verdadera soledad.
Hoy hago caso a Carolina y pongo fuerte a Georgina. Por las dos y por lo que realmente merece la pena.
4 comentarios:
Es un lujo mirar atrás y ver el camino recorrido y poder decir, yo estuve, te vi, sentí. El olvido no existe.Y en el presente a mi me gusta que nos vayamos haciendo y sigamos estando.En esos momentos, es cuando uno sabe y siente donde está lo auténtico, lo que sabe estar.Siempre nos quedará una candela y el crujir de los palos para acurrucarnos y seguir compartiendo silencios y palabras.Y muuucho más.
Princesa del Albaicín, tu recorrido no tiene parada, es un continuo fluir, vivimos a través de ti, porque pones conciencia en cada gesto, cada pregunta, siempre tus preguntas... esas preguntas incómodas que no se despegan y nos hacen volver a acercarnos. Gracias, gracias. En el camino estamos todas. Amigas.
Erato en este camino del que eres testigo eres un granito de arena de quien soy ahora y creo que eso se nota. Lo noto yo y cuando me pasa sonrío enormemente porque si sigo pareciéndome a ti sólo podré seguir siendo cada vez mejor persona.
Un lujo.
Princesa de Gojar, hace poco leí que la vida era como un río y por eso era tan importante vivir el presente y dejar correr las cosas. Las vives y se van y dejar retenerlas es tontería. Todo fluye fluye, nada permanece con su plenitud y su vacío cuando se va.
Qué suerte vivir la corriente con guías cerca como tú. Gracias gracias a ti.
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