A mí me gusta escribir desde la alegría o el entusiasmo que debería nacer con el simple hecho de vivir. De tener la oportunidad cada mañana de mirar por la ventana, aunque caiga la lluvia, cerrar los ojos y respirar con la serenidad interna que da amanecer en una de las ciudades más bonitas del mundo, con un trabajo por el que muchos llevan años luchando y unos amigos que tienden la mano si de repente das un silbidito porque se empieza a estremecer tu interior.
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No abandono este blog porque sin mis palabras me volvería demasiado pequeñita, solo les he dado cierta exclusividad para compartirlas con quien realmente me roba el aliento hasta el punto de olvidarme de mi escritura.
Hoy paso de nuevo por aquí, porque como me decían, de la tristeza siempre brotan frases y lamentos, casi sin quererlo. Mi tristeza hoy tiene forma de nube fantasma, de monstruito que asusta a los niños pequeños pero al que yo miro de cerca y soplo para que se vaya, porque mi cielo es azul y es en él donde quiero quedarme, abrazada muy fuerte a Pierre, aunque haya días en los que la lluvia decida empañarnos la mirada y engañarnos el corazón.
1 comentario:
Muchas semanas sin ver tus letras... princesa del Realejo. Se te echa de menos en la red.
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