viernes, 28 de octubre de 2011

Te quiero porque estás no por lo que haces

Últimamente me he dado cuenta de cómo el exterior nos atosiga subliminalmente sobre lo útiles que debemos ser y la cantidad de cosas materiales provechosas que necesitamos tener. Y la manera más directa de conseguirlo es mediante el trabajo para demostrar nuestro valor en función de lo productivos que somos y a través del dinero para poder comprar muchas muchas cosas. Es decir: trabaja y hazte rico que así tendrás más valor, te sentirás mejor, y serás feliz. Ufff. Menudo cuento chino.

El problema es llegar a creer por uno mismo que la utilidad de una persona no está relacionada con la cantidad de cosas que es capaz de hacer, tampoco con que la haga en el menor tiempo posible, ni mucho menos con el número de posesiones que tenga. Y que ninguno de esos conceptos tiene nada que ver con el valor de alguien. Es más, que el simple hecho de estar o de dar de miles de otras maneras que no tengan por que ir asociadas al capital hacen que un individuo aporte y enriquezca, y por tanto, valga mucho más. Lo he descubierto en mi largo periodo de paro o de trabajitos pequeñitos y de corta duración. La sensación de no sentirte útil es la que más predominaba y aplastaba mi cabeza y cuando he encontrado nuevas vías de creatividad, entrega y utilidad he visto parpadear una nueva luz en el camino.

Qué gran satisfacción sentir que sirves sin tener que ser productiva ni reproductiva.

Cuántos matices tan sencillos se nos escapan y nos bloquean por un lado y por otro. Qué fácil parece a veces todo y en que poquitas ocasiones alcanzamos la lucidez.

Nada, que hoy me ha dado por eso.

Voy descubriendo a Tachenko


No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...